
Las estatinas son el tratamiento estándar para la hipercolesterolemia. La hipercolesterolemia es una subcategoría de la dislipidemia, un desequilibrio de los lípidos en la sangre que se caracteriza por niveles elevados de colesterol total, lipoproteínas de baja densidad (LDL) o triglicéridos. Aunque la causa más común es una dieta rica en grasas saturadas, la genética también puede desempeñar un papel, como en el caso de la hipercolesterolemia familiar. Esta enfermedad es un factor importante que contribuye a la acumulación de grasas en la pared de los vasos (aterosclerosis). Estrecha la luz del vaso y restringe el flujo sanguíneo, causando daños en los tejidos en la parte distal del estrechamiento. De ahí que aumente el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV), accidentes cerebrovasculares y enfermedades arteriales periféricas.
Si la afección es leve o ligeramente moderada, los profesionales sanitarios pedirán en primer lugar a los pacientes que cambien su estilo de vida y su dieta y que controlen su peso corporal. Si se hace correctamente, la mayoría de los pacientes con hipercolesterolemia ni siquiera necesitan agentes farmacéuticos. Estos pasos son importantes para controlar la hipercolesterolemia o la dislipidemia en general:
- Ejercicio regular y control del peso
- Cambio de dieta a alimentos con alto contenido en grasas insaturadas y bajo en grasas saturadas/trans, como carnes blancas, frutos secos y semillas
- Evitar las carnes rojas y sus derivados
- Evitar los alimentos ricos en azúcar
- Reducción del consumo de sal
- Reducción del consumo de alcohol
Fármacos utilizados actualmente en la hipercolesterolemia
Desgraciadamente, muchos pacientes con hipercolesterolemia tienen dificultades para adherirse a los cambios de su organismo, lo que provoca cambios permanentes que no pueden revertirse con la modificación del estilo de vida. Es entonces cuando se suelen introducir terapias de base farmacéutica para controlar la afección y evitar las complicaciones no deseadas. El tratamiento más utilizado para la hipercolesterolemia son los inhibidores de la 3-hidroxi-3-metilglutaril coenzima A (inhibidores de la HMG-CoA), o estatinas. Las estatinas suelen combinarse con otros fármacos reductores de lípidos, como los fibratos y la niacina.
Sin embargo, se sabe que casi todos los medicamentos disponibles para tratar la hipercolesterolemia tienen numerosos efectos secundarios. Entre ellos se encuentran el estreñimiento, las náuseas, la diarrea, las molestias o calambres abdominales, el dolor muscular y la debilidad. También se han notificado efectos adversos más graves, como gota, aumento del azúcar en sangre y enrojecimiento de la cara o el cuello. Estos efectos secundarios pueden ser más destacados cuando se utiliza una combinación de dos o más fármacos. Además, la eficacia de estos fármacos puede verse reducida si el paciente tiene otras comorbilidades.
Las primeras estatinas se obtuvieron en realidad a partir de hongos
En la actualidad, se busca que las fuentes naturales sean la alternativa a las estatinas. Se espera que los agentes naturales proporcionen los efectos buscados de reducción del colesterol y, al mismo tiempo, no traigan consigo los efectos secundarios asociados a los fármacos sintéticos. Por ello, los hongos medicinales resultan prometedores, ya que, de hecho, las primeras estatinas se obtuvieron a partir de una especie de hongo, el Penicillium citrinum, en la década de 1970.
Los hongos medicinales son excelentes en el tratamiento de la hipercolesterolemia, ya que contienen lovastatina, una sustancia natural que ejerce efectos similares a los de las estatinas sintéticas. Además, estos hongos comestibles ofrecen otros compuestos con muchos beneficios para la salud, como ergosterol, betaglucanos, flavonoides y compuestos fenólicos. Estas sustancias actúan a través de numerosos mecanismos para reducir el riesgo de ECV, disminuyendo el LDL y reduciendo el nivel de colesterol.
Los hongos medicinales ofrecen efectos similares a las estatinas
Varios hongos medicinales son conocidos por sus efectos beneficiosos para mejorar el perfil lipídico y el nivel de colesterol. Algunos de ellos son:
- Shiitake (Lentinula edodes). El estudio del hongo Shiitake sobre su capacidad para reducir el colesterol se remonta a medio siglo atrás. El shiitake, gracias a su contenido en lovastatina, favorece la salud de la presión sanguínea y mantiene unos buenos niveles de colesterol. Ha demostrado su actividad en la reducción del colesterol en sangre tanto en estudios con animales como con humanos.
- Maitake (Grifola frondosa). Esta especie contiene varios compuestos capaces de regular los niveles de grasa y lípidos en la sangre. El maitake puede reducir el colesterol alto y controlar los niveles de triglicéridos. En dos estudios distintos, el Maitake fue capaz de reducir el nivel de colesterol en plasma y ejercer un efecto reductor de los lí
- Reishi (Ganoderma lucidum). Los estudios sobre el Reishi han demostrado que éste puede mejorar los niveles de colesterol y controlar el nivel de azúcar en sangre. Algunos compuestos encontrados en el Reishi, como los derivados oxigenados del lanosterol, pueden inhibir la síntesis del col Los ácidos ganodéricos presentes en el Reishi también son capaces de inhibir la formación de colesterol al competir con la oxidosqualene ciclasa en la última etapa de la síntesis del colesterol, en la misma vía en la que las estatinas ejercen sus efectos.
Los hongos medicinales han demostrado científicamente su seguridad y eficacia en el tratamiento de la hipercolesterolemia. Al proporcionar efectos similares a los de las estatinas sintéticas, los hongos medicinales son una alternativa prometedora y natural a las estatinas. Combinados con cambios en el estilo de vida, la selección de la dieta y el control del peso, los suplementos de hongos medicinales pueden actuar en sinergia para reducir los niveles de lípidos y minimizar los riesgos de desarrollar más complicaciones asociadas a la hipercolesterolemia.